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A questão das ilhas Malvinas

01/05/2013 às 11:54
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A história registra que as Ilhas Malvinas pertenciam aos espanhóis e, posteriormente, aos argentinos. Todavia, foi invadida pelos ingleses, que expulsaram os argentinos.

A história registra que as Ilhas Malvinas pertenciam aos espanhóis e, posteriormente, aos argentinos. Todavia, foi invadida pelos ingleses, que expulsaram os argentinos.

Vejamos o que consta em alguns livros:

a) HISTÓRIA DE LA ARGENTINA, Volumen II, Credimar, 1998, p. 640:

LAS ISLAS MALVINAS

A partir de 1774, la presencia española primero, y argentina después en las islas Malvinas fue exclusiva y su domínio puede calificarse de total. Al producirse la Revolución de Mayo, el gobernador de Montevideo ordeno que toda la guarnición de Puerto Soledad se dirigiera a Montevideo para reforzar sus fuerzas. El archipiélago quedo abandonado.

En el término de diez años fue visitado solamente por pescaderos, loberos y balleneros de distintas naciones. El gobierno de Buenos Aires ordeno em 1820 establecer autoridades en el archipiélago; el primero en enabolar la bandera argentina en Las Malvinas fue Daniel Jewit, capitán de la fragata La Heroína. El gobierno de Martín Rodríguez otorgó en 1823 a Jorge Pacheco una concesión de treinta léguas em la isla Soledad, y este se asoció con Luis Vernet (1792-1871), quien financio varias expediciones a las islas, con suerte diversa. En 1829 se creó una Comandancia Política y Militar de Las Malvinas, con sede en la isla Soledad, y se nombró a Luis Vernet como titular. Vernet nació em Hamburgo y llegó a Buenos Aires em 1817, donde instaló una casa de comercio. Murió en San Isidro el 17 de enero de 1871.

Vernet, en cumplimiento de su deber, apresó en 1831 tres goletas estadounidense que habían infringido las leyes argentinas de paso. Ese hecho tuvo graves consecuencias, pues el 28 de diciembre de 1831 llegó a Puerto Soledad la corbeta estadounidense Lexington, apreso a vários funcionários y destruyó algunas propiedades e instalaciones. Es posible que esta incursión influyera para que los britânicos se apoderaran de Las Malvinas, pues la situación em que habla quedado Puerto Soledad ofrecía uma oportunidad que no vacilaron em aprovechar. El 20 de diciembre de 1832 hicieron su aparición las fragatas britânicas Clío, al mando del capitán John Onslow y la yne.

Después de incurrir por las inmediaciones de Puerto Egmont, se presentó frente a Puerto Soledad el 2 de enero. Allí intimó al teniente coronel José Maria Pinedo (1795-1885), comandante de la goleta Sarandi, armada con nueve cañones y tripulada por cien marineros, a arriar la bandera argentina y evacuar las islas, porque ésas eran las ordenes de Su Majestad Británica. Pinedo no ofreció resistencia y el 3 de enero los británicos arriaron la bandera argentina y la entregaron a los marinos argentinos. La Sarandi zarpó el 5 de enero y llegó a Buenos Aires el 15 del mismo mês. Pinedo fue sometido a juicio por su actitud, pero su condición de federal reconocido hizo que se Le eximiria de toda culpa. A partir de entonces se sucedieron las reclamaciones de la Argentina en todos los ámbitos diplomáticos, sin tener éxito.

Es interesante destacar el hecho de que ya a fines de 1832 se tenía noticia en Buenos Aires del viaje de la Clío a Las Malvinas. En efecto, el British Packet, diario de habla inglesa de Buenos Aires, publicó el 15 de diciembre de 1832, con el título Islas Malvinas, una noticia procedente de Rio de Janeiro, donde se decía que la Clío estaba presta a partir de dicho puerto el 27 de diciembre con destino a Montevideo y las islas Malvinas, para tomar posesión de las mismas.”

b) MANUAL DE HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES ARGENTINAS, Victor Tau Anzoátegui & Eduardo Martiré, Séptima Edición actualizada, Librería Histórica, Buenos Aires, 2005, páginas 399/400 e 787/791:

514. Las Islas Malvinas. El 10 de junio de 1829 el gobierno de Buenos Aires dictó un decreto con estas motivaciones: ‘Cuando por la gloriosa revolución del 25 de mayo de 1810, se separaron estas provincias de la dominación de la metrópoli, la España tenía la posesión material de las Islas Malvinas y de todas las demás que rodean el cabo de Hornos, incluso la que se conoce bajo la denominación de Tierra del Fuego, hallándose justificada aquella posesión por el derecho del primer ocupante, por el consentimiento de las principales potencias marítimas de Europa, y por la adyacencia de estas Islas al continente que formaba el virreinato de Buenos Aires, de cuyo gobierno dependián. Por esta razón, habiendo entrado el gobierno de la república en la sucesión de todos los derechos que tenía sobre estas provincias la antigua metrópoli, y de que gozaban sus virrereys, ha seguido ejerciendo actos de domínio en dichas islas, sus puertos y costas, a pesar de que las circunstancias no han permitido hasta ahora dar a aquella parte del território de la república la atención y cuidados que su importancia exige’.

En la transcripción precedente se sintetizaba el estado de la cuestión a ese momento. En efecto, los derechos de España a estas islas no habían sido seriamente cuestionados hasta 1810, y si bien a partir de 1811 fue abandonado el establecimiento español, no hubo ocupación temporária ni permanente por parte de ningún otro país, utilizando las islas los pesqueros y balleneros de distintas naciones para sus expediciones. Hubo también algunas tentativas del gobierno rioplatense para continuar la posesión española, pero solo en el citado decreto de 1829 se estableció un comandante político y militar, com residência en la isla Soledad y con jurisdición en ‘las Islas Malvinas y las adyacentes al cabo de Hornos’. Ese funcionario ‘hará observar por la población de dichas islas las leyes de la república y cuidará en sus costas la ejecución de los reglamentos sobre pesca de anfibios’.

Habiéndose iniciado la colonización de Australia y de Tasmania, las islas resultaban un base muy adecuada para el descenso de las tripulaciones y reparaciones de los barcos. También la zona era muy explotada en la caza y la pesca de anfibios. En 1831, el puerto Soledad fue atacado por la fragata norteamericana ‘Lexington’, como un acto de represalia por las prohibiciones del comandante VERNET sobre la caza y la pesca en las islas.

Pero los ingleses, adelantándose a cualquier otro intento, decidieron ocuparlas. Así, el 2 de enero de 1833, la fragata inglesa ‘Clío’ arribó a la isla Soledad, procedió por la fuerza a desalojar a las autoridades argentinas y tomó posesión en nombre del rey británico.

Desde entonces las Malvinas constituyeron para la Argentina una cuestión de honor nacional. El gobierno argentino ha formulado frecuentes protestas, sin éxito, hasta desembocar en las negociaciones diplomáticas y en el conflicto armado de 1982 (§§ 1050-1051).

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1050. Las Malvinas: negociación diplomática y conflicto bélico. La recuperación de las islas Malvinas (§ 514) cobró nueva fuerza a partir del orden mundial establecido em 1945, y principalmente a través de la Organización de las Naciones Unidas. Al comienzo hubo reclamos y reservas formulados por los delegados argentinos en distintos comités y en la Asamblea General, pero a partir de la resolución 1514 (XV) aprobada en 1960, se pudo encauzar la cuestión de una manera más orgánica. Dicha resolución se referia a la concesión de la independencia a los países y pueblos que aun se encontraban bajo la tutela de potencias coloniales. La Argentina entrevió la posibilidad de introducir el asunto de las Malvinas en esta vía y así fue como en 1964 –durante la gestión del presidente ILLIA- inició uma acción diplomática destinada a alcanzar una resolución de las Naciones Unidas sobre esta disputa. Correspondió al embajador y jurista JOSÉ MARÍA RUDA presentar el alegato en defensa de la soberania sobre las Malvinas y sus dependencias, dando a conocer a la opinión mundial la existencia de esta cuestión litigiosa. Desde un primer momento se dejó en claro que lo que lo que se pretendia era el reconocimiento de la soberanía sobre las islas para restablecer la unidad territorial de la República, oponiéndose a todo intento de que por vía de la autodeterminación de los colonos se llegase a convalidar el despojo cometido por los ingleses más de un siglo atrás. La prevalencia del principio de la ‘integración territorial’ sobre el de ‘autodeterminación’ há sido el núcleo argumental de la tesis argentina, defendida en todos los debates e instancias.

Esta acción diplomática culminó en 1965 con la resolución 2065 (XX) de la Asemblea General, que invitó a los gobiernos argentino y británico a proseguir las negociaciones a fin de encontrar una solución pacífica al problema de la soberanía, teniendo en cuenta las disposiciones y objetivos del ente internacional y ‘los intereses de la población’ de las islas. La resolución fue aprobada por 94 votos a favor, ninguno en contra y 14 abstenciones, entre las cuales se destacan las de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Este resultado fue considerado como un triunfo diplomático del presidente ILLIA, ya que obligó al gobierno británico a mantener negocianes bilaterales sobre una cuestión que siempre se había negado a considerar.

Si bien en el seno de las Naciones Unidas se produjeron, durante la década siguiente, varios informes y resoluciones sobre la materia, las mayores novedades se trasladaron al ámbito de las negociaciones bilaterales. Fueron entonces numerosas las reuniones, los diálogos, formales o informales, incluso confidenciales, para explorar nuevos caminos y soluciones. Pese a algunos avances en esas conversaciones queda la impresión de que en el ánimo de los británicos la negociación era considerada más como un recurso dilatorio que como una vía para llegar a la solución del problema de la soberanía.

El mayor acercamiento entre las partes se produjo em 1968 cuando, como resultado de una de esas reuniones, se elaboro un documento conjunto, sin firma, considerado como un ‘compromisso de caballeros’. En el mismo se sostenía que ‘el objetivo común es solucionar definitivamente y en forma amistosa la disputa sobre la soberanía, teniendo en cuenta los intereses de la población de las Islas’. Para alcanzarlo, ambos gobiernos se proponían promover la libertad de movimiento y comunicaciones entre las Islas y el continente, que estimulase ‘el desarrollo de vínculos culturales, económicos y otros’. Luego se puntualizaba: ‘El Gobierno del Reino Unido, como parte de esa solución final, reconocerá la soberanía de la República Argentina sobre las Islas a partir de um fecha a ser conveniada uma vez de que estuviesen satisfactoriamente asegurados los intereses de los isleños.’ Cuando meses después se quiso transformar este memorandum de ‘caballeros’ en un acto oficial de ambos gobiernos, los britânicos, sin desconocerlo, alegaron que por razones de política interna no estaban en ese momento en condiciones de aceptarlo. El avance hacia el reconocimiento de la soberanía asentado en este documento era bastante significativo.

Una nueva ronda de negociaciones se inició en 1971, de la cual surgieron varios acuerdos relativos a facilitar las comunicaciones entre las Islas y el território continental. Era propósito de las autoridades argentinas incentivar el mutuo conocimiento y vincular a los isleños con la cultura, economía y política del país, como base de la negociación diplomática en curso. Si bien se alcanzaron en este orden avances significativos, hubo también alguna resistencia por parte de la dirigencia isleña.

En 1974 se introdujo un nuevo cuño en estas ya complicadas negociaciones. La posibilidad de que en las Islas o en el mar adyacente pudiesen hallarse hidrocarburos, llevó a los britânicos a enviar una misión para hacer un relevamiento económico del área, que el gobierno argentino estimó como unilateral y provocativo. Las relaciones entre Londres y Buenos Aires entraron en tensión, com retiro de los embajadores. Para entonces Gran Bretaña insistía en que no habría cambios en la soberanía en contra de los deseos de los isleños. Mientras tanto, el relevamiento que hacía el buque Shackleton fue considerado por las autoridades argentinas como una violación a la jurisdicción marítima y la reacción represiva de la marina fue denunciada por los británicos como peligrosa.

1051. El gobierno militar que asumió en marzo de 1976 retornó al camino de la negociación a mediados de ese año. Los encuentros y gestiones fueron intensos, algunos confidenciales, otros dieron lugar a comunicados de prensa conjuntos. Las reuniones se sucedieron entre 1977 y 1980 en diferentes ciudades de América y Europa, durante las cuales las delegaciones de ambos países profundizaron diversos temas vinculados a la jurisdicción, la soberanía y la cooperación económica. Entre los papeles producidos entonces se destaca un escrito argentino sobre administración conjunta de las Islas por ocho años, al término de los cuales la Argentina asumiría el gobierno pleno de ese território. Sin embargo, el juego británico parecia consistir en dilatar, entorpecer y prolongar indefinidamente la negociación. De este modo lo entendió el presidente GALTIERI cuando a fines de 1981 asumió el gobierno de facto. Dado que en febrero siguiente estaba prevista una nueva reunión diplomática en Nueva York, el gobierno argentino hizo saber al británico que el reconocimiento de la soberanía era un elemento fundamental de su postura y requisito para resolver la disputa que estaba circunscripta a ambos gobiernos, com atención sí a los ‘intereses’ pero no a los ‘deseos’ de los isleños. Proponía estabelecer en esas condiciones una comisión permanente negociadora. La delegación británica evadió el tratamiento de la propuesta en la reunión celebrada el 26 de febrero. A raíz de ello el gobierno argentino expidió un comunicado en el que expresaba que se había negociado com Gran Bretaña durante más de quince años com paciencia, lealtad y buena fé y que si no se aceptaba el mecanismo propuesto, se reservaba el derecho de abandonarlo para elegir outro más conveniente a sus intereses. En Gran Bretaña se considero que el comunicado era agresivo.

Mientras estos hechos ocurrían en el nível diplomático, se produjo un incidente de tono menor en una de las islas de las Georgias del Sur com motivo de un entredicho formal entre las autoridades británicas locales y un grupo de operarios argentinos contratados para desarmar una factoría ballenera. El incidente fue considerado por los británicos como premeditado y por los argentinos como pretexto para justificar el congelamiento del diálogo sobre la soberanía de las Islas.

Esta situación de fuerza dio ocasión al gobierno militar para poner en ejecución la operación de desembarco en las Malvinas, que estaba diseñada desde unos meses atrás como um proyecto alternativo. El arribo de las naves de la Marina se produjo el 2 de abril de 1982 y la maniobra militar fue exitosa ante la débil resistência de los ingleses, que no tuvieron bajas. El gobernador británico se rindió y las fuerzas de ocupación asumieron el control de la isla. Aunque el plan consistía en que sólo quedarían en la isla el gobernador argentino que se designara y una pequeña fuerza para respaldar su autoridad en la creencia de que desde esa posición era posible entablar ventajosamente una negociación, los acontecimentos que se sucedieron se encargaron de alterar dicho plan y obligaron a reforzar de manera considerable la dotación militar defensiva ante el apresto de una poderosa armada británica destinada al escenario del conflicto.

En el campo diplomático, Gran Bretaña pudo lograr de inmediato algunos éxitos importantes y decisivos para su acción. El mismo día del desembarco, el Consejo de Seguridad de la ONU, a propuesta y voto favorable de los británicos dictó la resolución 502 que dispuso el inmediato cese de las hostilidades y el retiro de las fuerzas argentinas de las Islas, com exhortación a los dos gobiernos para buscar una solución diplomática a sus diferencias. Al agregarse en esa resolución que debía respetarse integralmente los propósitos y principios de la Carta del Organismo, Gran Bretaña pudo fundar el envió de sus tropas en el derecho de autodefensa ante un ataque armado. También fue contundente la condena de los países de Comunidad Económica Europea a la intervención armada, junto con un embargo sobre la exportación de armamentos com destino a la Argentina y una prohibición a las importaciones de productos argentinos. Mientras tanto, Estados Unidos, luego de um aparente intento de mediación, decidió apoyar a Gran Bretaña, cediéndole el uso de la importante base aérea de la isla Ascensión y el acceso a los medios de comunicación y decodificación satelital. A su vez, las autoridades chilenas autorizaron secretamente a los británicos para operar en su território com aviones de reconocimiento e inteligencia. Por último, la información para conocer la capacidad militar argentina provino de fuentes norteamericanas y chilenas. Unido todo esto a la poderosa fuerza militar que los británicos destinaron a la empresa de recuperar la ocupación de las Islas, el 14 de junio se puso término a las operaciones com la rendición del gobernador argentino.

Durante la contienda la Argentina recibió el apoyo diplomático de la OEA, en particular de la gran mayoría de los países iberoamericanos, y también del movimiento de Países No Alineados, pero ninguno de los mecanismos previstos pudo impedir la acción británica.

Pocos meses después de finalizada la guerra, en noviembre de 1982, la Asamblea General de la ONU aprobó la resolución 37/9, que instó a ambos gobiernos a reanudar las negociaciones para alcanzar a la brevedad una solución pacífica a la disputa de la soberanía. Fue presentada la propuesta por los países latinoamericanos y obtuvo el voto favorable de los Estados Unidos.

El 19 de agosto de 1989 se celebró en Madrid un acuerdo entre Gran Bretaña y la Argentina en el que se declaró el cese de las hostilidades y la reanudación de las relaciones, quedando aclarado que quedaba al margen del mismo o de su posible interpretación el debate sobre la soberanía o jurisdicción territorial y marítima sobre las Islas y áreas circundantes.

Según um estúdio posterior al conflicto bélico realizado a la luz del derecho internacional por el jurista alemán RUDOLF DOLZER, la invocación del derecho a la autodeterminación de los pueblos aplicado a las circunstanciais reales y legales de las Malvinas ‘no afecta los derechos de la Argentina como legítimo soberano territorial.”(grifos nossos)

Verifica-se que, passados muitos anos, em 1982, ocorreu a Guerra das Malvinas, onde o Governo Militar da Argentina realizou missões militares, visando à retomada das ilhas. A Inglaterra reagiu e manteve o domínio sobre as ilhas, resultando na morte de muitos soldados (argentinos e ingleses).

Em várias ações diplomáticas, a Argentina tentou retomar o domínio sobre as Ilhas Malvinas, pela via pacífica, obtendo na ONU (Organização das Nações Unidas) Resolução recomendando o diálogo entre os dois países, para pacificação da questão.

No início do ano de 2013, a Presidente Cristina Kirchner enviou carta ao Primeiro-Ministro inglês, David Cameron, convidando para retomar as discussões sobre o controle das Ilhas Malvinas. A referida carta foi distribuída às representações de todos os países membros da ONU[1].

Ao invés de retomar as negociações, a Inglaterra preferiu realizar um plebiscito nas Ilhas Malvinas, em março de 2013, onde quase todos os moradores atuais votaram pela permanência do domínio britânico. Tal resultado “era mais do que esperado” (pois quase todos os habitantes das Ilhas Malvinas são ingleses e lá vivem com total apoio da Inglaterra) e não pode influenciar na devolução das Ilhas Malvinas ao povo e ao governo da Argentina[2].

No âmbito do MERCOSUL e da UNASUL, os países da América do Sul e da América Latina apóiam os anseios e postulações da Argentina. Todavia, não existe uma atuação mais efetiva, expressiva, visando à rápida solução desse longo litígio, para por fim à invasão violenta realizada há mais de 180 anos.

Diante desse quadro, das reivindicações históricas e justas da Argentina, é preciso analisar e propor medidas concretas para solução final da questão.

Em toda América Latina, aparentemente, não existem ilhas sobre domínio europeu. Em contrapartida, na Europa não existem ilhas ou domínios de países da América Latina. A Ilha de Fernando de Noronha e outras ilhas situadas no litoral do Brasil, pertencem ao território e ao domínio do Brasil. A Ilha de Páscoa está sob domínio do Chile. As Ilhas Galápagos estão sob domínio do Equador. Até o Havaí, com ilhas distantes dos continentes, no Oceano Pacífico, pertencem aos Estados Unidos.

Assim, as Ilhas Malvinas são resquícios do colonialismo e do imperialismo inglês, já extinto em vários países (Estados Unidos, Índia, África do Sul, Austrália, Canadá, etc.).

Os Estados Unidos já repassaram a administração do Canal do Panamá ao Panamá e a gestão do canal segue de forma regular e pacífica. A comunidade internacional critica a situação da Base Militar norte-americana de Guantánamo (situada no leste da ilha de Cuba), transformada em prisão de “terroristas”, com graves violações dos direitos humanos.

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Diante de tais fatos e análise, é necessário que o Brasil, através da Presidência da República, do Congresso Nacional e do Ministério das Relações Exteriores[3], em conjunto ou não com Espanha (Rei Juan Carlos), interceda, de forma eficaz e efetiva, no convencimento dos governantes ingleses para devolução das Ilhas Malvinas à Argentina, de forma pacífica e breve, conforme Resoluções da ONU, pondo fim ao colonialismo, à invasão violenta e ao longo litígio, que já dura mais de 180 anos.

Como país das Américas, como membro do MERCOSUL e parceiro da Argentina, o Brasil não pode ficar inerte, omisso, neutro em tal questão. O Brasil já resolveu várias questões territoriais com outros países da América do Sul através da mediação, da arbitragem internacional, etc. É preciso que o Brasil busque tais vias, de forma oficial e expressa, para breve solução da questão das Ilhas Malvinas.

Caso as vias diplomáticas não sejam efetivas, o Brasil, a Argentina e os demais países do MERCOSUL, da UNASUL e da América Latina devem (até que as Ilhas sejam devolvidas à Argentina) aplicar as seguintes medidas (extensivas aos países que apóiam a invasão inglesa):

a) retirar seus embaixadores de Londres e exigir a retirada dos embaixadores, cônsules e representantes da Inglaterra de seus países;

b) sobretaxar os produtos ingleses;

c) impedir, dificultar ou evitar a importação e o consumo de produtos, de mercadorias, de serviços e de marcas inglesas;

d) vedar ou colocar obstáculos à realização de turismo, de negócios, de estudos entre seus habitantes, empresas, universidades e os/as do Reino Unido ou neste sediadas/situadas;

e) cobrar taxas (de vistos, de entrada, de estadia prolongada, de trabalho, etc.), em valores muito maiores do que de outros países;

f) deixar de financiar bolsas de estudos de graduação ou de pós-graduação (Mestrado, Doutorado, etc.), bem como estudos da língua inglesa, em escolas, faculdades e universidades situadas no território do Reino Unido;

g) não permitir que aviões e navios militares ingleses usem os seus aeroportos e portos[4], principalmente se estiverem com destino às Ilhas Malvinas, Geórgia do Sul, Antártida, Austrália e Nova Zelândia;

h) não deve permitir a participação da Inglaterra, das suas empresas, das suas entidades, dos seus atletas e dos seus torcedores nos eventos esportivos (Copa do Mundo de 2014, Olimpíada de 2016 no Rio de Janeiro, corridas de Fórmula 1, etc.).


Notas

[1] Disponível em: http://noticias.terra.com.br/mundo/europa/carta-de-cristina-kischner-a-david-cameron-e-entregue-a-onu,3fad62744ea2c310VgnCLD2000000ec6eb0aRCRD.html#comment.  Acesso em 12 de janeiro de 2013.

[2] No mesmo sentido: http://www1.folha.uol.com.br/paineldoleitor/meuolhar/1249534-plebiscito-nao-muda-direito-da-argentina-sobre-malvinas-escreve-leitor.shtml e http://opiniaoenoticia.com.br/internacional/o-plebiscito-das-ilhas-malvinas/comment-page-1/#comment-115430.

[3] O Ministro das Relações Exteriores do Brasil, Antônio Patriota, já fez várias declarações em público e que o Brasil apóia a Argentina na questão do controle das Ilhas Malvinas:

a) http://www1.folha.uol.com.br/mundo/1091733-brasil-apoia-soberania-argentina-sobre-malvinas-diz-patriota.shtml,

b) http://veja.abril.com.br/noticia/internacional/brasil-reforca-a-chanceler-britanico-apoio-a-soberania-argentina-nas-malvinas,

c) http://mais.uol.com.br/view/1575mnadmj5c/argentina-tem-apoio-do-brasil-na-disputa-das-ilhas-malvinas-04028C9B3968E0B92326?types=A&,

d) http://agenciabrasil.ebc.com.br/noticia/2012-03-13/chanceleres-da-argentina-e-do-brasil-defendem-participacao-de-cuba-na-cupula-das-americas,  e

e) http://gazetaonline.globo.com/_conteudo/2011/06/noticias/minuto_a_minuto/internacional/884877-patriota-conversou-com-britanico-sobre-malvinas.html.

Acessos em: 12 de janeiro de 2013.

[4] Ver: http://gazetaonline.globo.com/_conteudo/2011/06/noticias/minuto_a_minuto/internacional/884877-patriota-conversou-com-britanico-sobre-malvinas.html . Acesso em 12 de janeiro de 2013.

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Sobre o autor
Anildo Fabio de Araujo

Procurador da Fazenda Nacional, categoria especial. Especialista em "Ordem Jurídica e Ministério Público" pela Escola Superior do Ministério Público do Distrito Federal, e em "Direito Processual Civil" pelo Instituto Brasileiro de Direito Processual - Instituto Brasiliense de Ensino e Pesquisa. Doutorando em Ciências Jurídicas e Sociais na Universidad del Museo Social Argentino - UMSA - Buenos Aires, Argentina.

Como citar este texto (NBR 6023:2018 ABNT)

ARAUJO, Anildo Fabio. A questão das ilhas Malvinas. Revista Jus Navigandi, ISSN 1518-4862, Teresina, ano 18, n. 3591, 1 mai. 2013. Disponível em: https://jus.com.br/artigos/24333. Acesso em: 21 nov. 2024.

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